domingo, 30 de diciembre de 2007

No es una inocentada "ES VERDAD"


Todo el mundo que halla leído las declaraciones del obispo de Tenerife, puede pensar que es mentira. ¡Si eso mismo lo había dicho Santiago Segura en la película "Airbag".!
Pues es verdad "Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan." Se refiere a que algunos menores incitan al abuso sexual. Y esta persona con una mente tan calenturienta, (por no decir algo más fuerte) ¿es el máximo responsable en la provincia de Tenerife de la iglesia caltólica.? Ya lo decía Siniestro Total "Tranqui colega,la sociedad es la culpable, que sociedad no hay más que una, y a ti te encontré en la calle."
Gracias a DIOS por darnos un sucesor de los apóstoles tan cachondo, que nos dicta de esta manera amena y sencilla, la doctrina del culto sagrado.
Ahora solo falta que otro apóstol diga que los terroristas son unos pobres chicos con mala prensa, o que los que no sepan catalán que se vayan a tomar por culo. (O ya lo han dicho.)
Hay que recordar que un obispo debe tener como cualidades siguiendo los consejos paulinos a Timoteo (1 Tm 3, 1-8)[3], el Código de Derecho Canónico de 1983 en su canon 378, establece que, para la idoneidad de los candidatos al episcopalado, se requiere que el interesado sea:
* Insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata.
* De buena fama.
* De al menos treinta y cinco años.
* Ordenado presbítero al menos cinco años antes.
* Doctor, o al menos licenciado, en Sagrada Escritura, Teología o Derecho Canónico por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.
El juicio definitivo sobre la idoneidad del candidato corresponde a la Sede Apostólica.
Estas circunstancias y muchas más, me reafirman en la idea de borrarme de este credo, que mis padres con toda la buena voluntad del mundo y un poco coaccionados por el nacional-catolicismo que gobernaba por finales de los años sesenta del siglo pasado tuvieron a bien inscribirme.

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