sábado, 17 de enero de 2009

Henry David Thoreau


* ¡Como si se pudiera matar el tiempo sin insultar a la eternidad!
* Bajo un gobierno que encarcele a alguien injustamente, el sitio adecuado para una persona justa es también la cárcel.
* Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación.
* Cualquier hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno.
* Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir.
* De qué sirve una casa sino se cuenta con un planeta tolerable donde situarla.
* Deja de arañar la corteza; hay fruta madura en tu frente.
* El amor no sólo debe ser una llama, sino una luz.
* El más rico es aquel cuyos placeres son los más baratos.
* El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando.
* Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse.
* Hay más religión en la ciencia del hombre que ciencia en su religión.
* Jamás hallé compañera más sociable que la soledad.
* La bondad es la única inversión que nunca quiebra.
* Las cosas no cambian; cambiamos nosotros.
* Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos.
* Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos.
* Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino.
Todas estas citas son del mismo hombre D. Henry David Thoreau Fue un estadounidense nacido en Concord, Massachusetts el 12 de julio de 1817, en el seno de una familia de clase media, contaba con dos hermanas y un hermano, su madre Cynthia y su padre John Thoreau, un fabricante de lápices. Vivió la mayor parte de su vida en Concord y desde siempre, tuvo una inclinación muy fuerte por la vida natural, los animales y las plantas.
A Thoreau se le considera uno pioneros de la ecología y de la ética ambientalista. Es también el conceptualizador de las prácticas de desobediencia civil. (famoso por sus ensayos Walden 1854 y su tratado La desobediencia civil 1866.)
Segun cuenta su leyenda, nunca se casó, vivió solo, nunca fue a la iglesia, nunca votó, se negó a pagar impuestos para el Estado: no comía carne, no bebió vino, nunca utilizó tabaco, era un naturalista, no utilizó algún arma ni pistola. Eligió sabiamente y sin duda para sí mismo, ser pensador y amante de la naturaleza. Él no tenía talento para la riqueza, y sabía cómo ser pobre sin caer en la miseria o lo ordinario. Vamos lo normal para un Estadounidense de la época.

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